miércoles, 29 de diciembre de 2010

Nápoles, ciudad cubierta... de basura

Érase una vez una ciudad situada junto al mar, al pie de un volcán. El cuadro parece idílico, ¿no? No lo es tanto si a eso añadimos que estaba cubierta de basura. Este año, si sus habitantes desean que termine el año no es por comer lentejas y irse de juerga toda la noche, sino porque el día 31 es el límite que se ha impuesto el gobierno para recoger toda la porquería que llena las calles. Y sí, el presidente de ese gobierno es el que llena de basura la televisión, el mismo...

Nápoles hoy (imagen de AFP publicada en El Mundo)
La situación no es precisamente nueva. El sur de Italia carece de los suficientes vertederos para controlar la basura de la ciudad más importante de la región, Nápoles, con casi un millón de habitantes. Por una parte, los propios habitantes se niegan a tener al lado de su casa un basurero, en una región en la que el suelo no sobra precisamente. Por otro, algunos analistas indican que la Camorra (la mafia local) controla vertederos ilegales muy rentables. Los problemas comenzaron en 1994, cuando se empezó a enviar basura a Alemania para que fuera procesada. En el verano de 2008 la situación empeoró: la basura acumulada por las calles fue tal, que se produjeron varios incendios. Berlusconi envió entonces a voluntarios a recogerla y prometió la apertura de cinco vertederos en la zona.

Pasaron los meses, pero hubo pocos cambios y en septiembre de este año la ciudad volvía a estar llena de porquería. La Unión Europea amenazó en noviembre con multas a Italia por no controlar sus desperdicios (ya lo había hecho en 2008), pero no hubo resultado, excepto más promesas del gobierno: en 15 días se solucionaría el problema.

Ha pasado un mes, pero nada ha cambiado. La nueva promesa es que las calles se limpiarán antes de fin de año... porque es tradicional tirar petardos y habría un gran riesgo de incendio. ¿Y después? Quien sabe. Mientras, napolitanos y turistas (cada vez menos) sortean cada día montañas de basura junto al mar, al pie de un volcán...

domingo, 12 de diciembre de 2010

Hoy no es un día cualquiera

Que hoy no es un día cualquiera lo saben todos los que han pasado esta mañana por el hotel Reina Petronila de Zaragoza. Porque allí estaba la troupe del programa de radio nacional "No es un día cualquiera", que conduce Pepa Fernández.

José María Íñigo y Pepa Fernández haciendo de las suyas
Desde el patio de butacas hemos podido comprobar cómo son los minutos antes de entrar en directo, los nervios cuando algo no entra cuando debe entrar (o al revés, como una misteriosa música que ha sonado de repente, y que ha resultado ser el hilo musical de Aragonia) y ver las caras a los que nos acompañan las mañanas de los sábados y los domingos. Bueno, y también escuchar el programa, con secciones sobre ajedrez, ecología, una entrevista al Pastor de Andorra que se ha ganado con su sinceridad y simpatía a las 600 personas que llenaban la sala y las secciones más sui generis, las de José María Íñigo con su "Hombre del saco" y la de Juan Carlos Ortega, que por no tener, no tiene ni nombre de cabecera. Y como colofón, "El Gruñidero" de Íñigo y Carbonell, con actuación incluida.

Incluso los más suertudos han podido ver desde cerca cómo es la realización desde la mesa de mezclas (intentando entender cómo funcionaba esa cosa tan llena de botones y luces con algún parecido a la que tenemos en la universidad) y hablar brevemente con algunos de los radiofonistas, que se han mostrado encantados de charlar con el público. La más paciente, Pepa Fernández, que después del programa se ha dedicado a firmar autógrafos a todo el que ha querido. Solo había que ver las caras de los que salían: su sonrisa no dejaba lugar a dudas de que habían pasado una mañana diferente.

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿El aeropuerto? No, señora, esto es un patio de colegio

Miles de españoles de acuerdo por una vez: 
para ciscarse en los controladores
13h00 de ayer: varios controladores aéreos empiezan a encontrarse enfermos, por lo que deben dejar sus puestos de trabajo.
17h00: la extraña epidemia, que solo afecta a los controladores, se extiende por los aeropuertos de Barajas, Baleares y Canarias.
18h00: el 70% de los controladores abandonan su puesto de trabajo y el espacio aéreo queda cerrado.
20h30: queda clara cuál es la causa de la extraña enfermedad de estos trabajadores: el decreto que obliga a los controladores a trabajar 1.670 horas anuales, sin contar bajas ni permisos. A otros trabajadores se les habría ocurrido convocar una huelga y hacer una manifestación, a los controladores les dio tal alergia que tuvieron que salir corriendo de sus puestos.
21h30: el descontrol es tal que hay que militarizar el espacio aéreo. Miles de personas agradecen el gesto, muchas de ellas sorprendidas por apoyar por primera vez en su vida una ocupación militar.
23h30: la Guardia Civil entra en el hotel en el que se encontraban los controladores, suponemos que para darse crema para aliviar los síntomas de su enfermedad. Los guardias, que parece que no hayan estado enfermos en su vida, les dicen que se dejen de historias y que se vayan a trabajar, que lo de calentar el termómetro en la lámpara está muy visto. Algunos salen acompañados por los agentes de seguridad, no tanto para que no se escapen como para evitar que algún viajero frustrado les abra la cabeza.
8h00 de hoy: la epidemia sigue haciendo estragos y la mitad de los controladores se quedan en casita, que hace frío.
12h20: El gobierno se cabrea y declara el estado de alarma durante 15 días. Los que vivieron los últimos (todavía con el Pretérito) no pueden evitar que por un momento se les pongan de corbata (con perdón). Lo mismo les ocurre a los controladores, que se exponen a penas de cárcel si no tienen causa justificada para no ir a trabajar. Súbitamente muchos mejoran.
16h00: Se reabre el espacio aéreo español. Los que se iban de puente se han pasado la mitad de sus vacaciones tirados en un aeropuerto, una nueva experiencia que agradecen con efusividad a los controladores.

Y ahora, las preguntas:
1. ¿Cómo c****** se le ocurre al gobierno aprobar el decreto uno de los días con más movimiento en los aeropuertos? ¿No se olían nada? Ya lo podían haber aprobado la semana que viene...
2. ¿Quién fue el lumbrera al que se le ocurrió hacer una huelga encubierta para cabrear bien a la gente, en lugar de obtener su apoyo para hacer presión al gobierno? Aunque bueno, con los sueldos que tienen no sé yo si hubieran tenido mucho apoyo, pero por lo menos no los odiarían miles de personas...
3. ¿Para qué un estado de alarma de 15 días si en menos de cuatro horas el problema estaba más o menos solucionado?
4. ¿Quién va a pagar los platos rotos?

Si descubrimos algo de esto, os seguiremos informando.
Y si queréis una cronología un poco más seria, la tenéis aquí.

EDITO (20h16): El vicepresidente Rubalcaba acaba de dar una rueda de prensa en la que ha asegurado que el estado de alarma continuará los próximos 15 días, con posibilidad de prórroga por decisión del Parlamento. Eso quiere decir que se mantendrá hasta el día 19 al menos, cinco días antes de Nochebuena. Parece lógico pensar que la medida servirá para asegurar el tráfico aéreo en Navidades, si es necesario con esa ampliación, porque el gobierno ha prometido que no habrá problemas en esas fechas.



Cambiando de tema, este es el post 100 y hace unos días llegamos a las 5.000 visitas, así que aprovechamos para agradecer a los que os pasáis por aquí a leernos de vez en cuando, a los que caísteis una vez por casualidad y sobre todo, a los que nos dejáis algún comentario (que nos permite mejorar, conocer otras opiniones, etc.) que perdáis un poco de vuestro tiempo con nosotros. ¡GRACIAS!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El caso Couso o la hipocresía de un gobierno

Incredulidad. Eso es lo que he sentido al escuchar esta mañana la noticia de que varios ministros españoles intentaron que el caso Couso se archivara sin que los culpables pagaran. Los cables de las embajadas de Estados Unidos han sido hechos públicos por la web Wikileaks (no sé si será mi ordenador, pero ahora mismo el link no funciona...), convertida en uno de los mayores peligros para los gobiernos de todo el mundo. Un Watergate de proporciones descomunales: el "Cablegate".

Son varias las informaciones extraídas de estos documentos, pero la que más afecta a España es el intento de varios ministros españoles (Juan Fernando López Aguilar, ex ministro de Justicia y Miguel Ángel Moratinos, ex ministro de Asuntos Exteriores) y de la anterior vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, de cerrar el caso que investigaba la muerte de José Couso. Recordemos que Couso, cámara de Telecinco, murió por el disparo de un tanque estadounidense contra el hotel Palestina, en el que se alojaban la mayoría de los periodistas internacionales que cubrían la ocupación de Bagdag. Y recordemos también que una de las principales promesas electorales del gobierno al que pertenecían estos ministros fue retirar las tropas de Irak. Parece que todo esto no tenga sentido...

Se puede entender que un país intente evitar que sus militares sean juzgados, pero es más difícil comprender que un gobierno apoye el archivo de un caso sobre la muerte de uno de sus ciudadanos. Pero aún más, esto implica que todo eso que nos han contado de la separación entre poder judicial y político era un cuento que no se creen ni los niños. Afortunadamente, las presiones parecen que no han hecho mella suficiente y el caso Couso sigue abierto, aunque Interpol ha decidido no buscar a los tres militares implicados en la muerte del cámara, alegando que fue un crimen militar.

Quiero pensar que esta noticia no es cierta. Pero que la mayoría de los políticos no hagan caso de las informaciones o pidan ignorarlas (imposible, pues ya se conocen) y que solo Gaspar Llamazares (IU) haya pedido al gobierno que comparezca, da una idea de lo que está ocurriendo.