viernes, 17 de junio de 2011

Al volante de la revolución

Hay muchas maneras de manifestarse. A veces, cosas que aquí nos parecen corrientes, en otros lugares son revolucionarias. Por ejemplo, una mujer al volante. No hablamos de Irán o de Afganistán, esos países que siempre nos señalan como violadores de los derechos de las mujeres. No. Es en Arabia Saudí donde hoy se ha convocado a las ciudadanas a que cojan sus coches y se den una vuelta. Una protesta así de sencilla... y así de complicada en un lugar donde las mujeres no pueden conducir.

En realidad, no existe ninguna prohibición directa contra las conductoras. Simplemente solo se expiden permisos de conducir a los hombres. Algunas se sacan el carnet en otros países, pero aun así, están estrechamente vigiladas por el Comité para la Promoción de la Virtud, ya que consideran que conducir provoca que las mujeres se relacionen con hombres (otros conductores, mecánicos, guardias...). Y eso sí que no. Las detenciones están al orden del día: el día 9 de este mes seis mujeres fueron detenidas por conducir. Estos arrestos son los que han provocado que hoy se convoque esta jornada de protesta.

Manal Al Sharif fue detenida por colgar este vídeo en internet

Por cierto, las mujeres sauditas sí que pueden comprar coches. Para que los conduzcan hombres, claro: sus familiares o conductores disponibles las 24 horas del día.

Esta limitación sobre la conducción no es la única que soportan las sauditas. Por ejemplo, no pueden dirigirse a un tribunal sin el permiso de un tutor (imaginaos lo que ocurre si la denuncia es contra él), ni viajar sin su aprobación. Pero no os creáis que Arabia Saudita no es un país moderno: cada vez que una mujer sale del país, su tutor recibe un SMS anunciándoselo. Por supuesto, tampoco pueden andar solas por la calle, ir al médico sin permiso... Ni siquiera nadar en la piscina, como comprobó Rachel Reid, corresponsal de la BBC en Arabia Saudita.

Hay que decir que no es la primera vez que se realiza una protesta de mujeres conductoras. La primera tuvo lugar el 6 de noviembre de 1990. Hace más de 20 años, pero las mujeres que hoy se atrevan a conducir se exponen a lo mismo: ser detenidas y que se confisquen sus pasaportes, y perder su trabajo si lo tienen. Pero quizá sea la única manera de hacerse oír y por fin, poder controlar una parcela de sus vidas, aunque solo sea un volante.

miércoles, 1 de junio de 2011

Pasando la medianoche en París (y más si se pudiera)

¿Sería mejor tu vida si hubieras nacido en otra época? Woody Allen ha vuelto este año con esta pregunta y con una película fantástica (en todos los sentidos): Midnight in Paris. La película también es una carta de amor a un París idealizado (pero qué más da, ¡qué bonito es ese París!) y a todos esos escritores, pintores, cineastas... que hacen que el arte sea lo que hoy es.

Owen Wilson (un cómico con gran experiencia no solo en taquillazos) es Gil Pender, un escritor americano que viaja con su prometida (Rachel McAdams) a París para visitar a sus suegros. Pero allí se encuentran a unos amigos de ella, que a Gil no le caen nada bien, así que mientras su prometida pasa el tiempo con sus amigos, él se intenta escaquear. Y así conoce París... y un extraño coche que cada madrugada le transporta a su época favorita: los años 20.


El viaje a los años 20 lo hacemos de la mano de Gil Pender, un tipo muy parecido al propio director, con sus tics y sus tartamudeos (vamos, como suele pasar en casi todas sus películas). Allí conocemos a Hemingway, a Scott Fitzgerald, a Picasso, a Buñuel... y a Adriana, la musa de la mayoría de ellos, la estupenda Marion Cotillard. Todo esto con la música de Cole Porter y Django Reinhardt, que nos transporta y encandila.

No sabemos cómo funciona ese extraño hechizo, qué tiene que hacer Gil para volver a la realidad, pero qué más da. Embrujados por el ambiente y unas conversaciones que cualquiera hubiera pagado por escuchar de verdad, se nos olvida todo, hasta que ha pasado ya más de una hora y media y que, como Cenicienta, tenemos que volver a nuestro mundo. Eso sí, como le pasa a Gil, volvemos con una sonrisa en la boca.





PD. Hace unos minutos le han concedido el premio Príncipe de Asturias al gran Leonard Cohen. Desde aquí lo celebramos con su música.


EDITO: Si queréis saber más de Leonard Cohen, aquí tenéis la entrada de uno de nuestros compañeros, Santiago Peribañez, le ha dedicado.