martes, 22 de noviembre de 2011

El "parlamento de papel" árabe

"Yo veo ansia de cambio en la gente". No, no es Mariano Rajoy el que habla, sino el fotoperiodista Manu Brabo en una conferencia esta tarde. En ella ha intentado dar una imagen de los medios de comunicación en el mundo árabe tras las revoluciones que este año han sacudido los países árabes junto al periodista Gervasio Sánchez y Gema Martínez de Espronceda, profesora de la Universidad de Zaragoza.

Manu Brabo, Gema Martínez y Gervasio Sánchez

Los medios de comunicación son testigos y protagonistas, según Martínez de Espronceda, de la transición en Túnez, tal y como ocurrió en España con el llamado "parlamento de papel".  Este protagonismo contrasta con la situación de los medios de comunicación durante la dictaduras de Ben Alí, en las que la censura hizo que las manifestaciones no aparecieran en la prensa. La situación difiere mucho de la de Egipto, donde el ejército sigue en el poder y los medios no pueden comunicar libremente.

Para Gervasio Sánchez, el gran cambio comunicativo respecto a otras guerras en países árabes es la existencia de medios de comunicación propios. Si antes la CNN era la televisión que informaba a todos (desde la perspectiva de EEUU, claro), hoy hay canales árabes de televisión como Aljazeera o Alarabiya que dan otro punto de vista. Esto no quiere decir que no estén manipulados o usados como propaganda, pero las personas árabes los encuentran más cercanos.

Los medios de comunicación son, para Manu Brabo, un elemento de propaganda, solo que algunos lo saben utilizar y otros no. Brabo ha contado su experiencia en Libia: mientras que el gobierno de Gadafi solo permitía grabar lo que él autorizaba, los rebeldes no ponían límites al trabajo de los periodistas, incluso les ayudaban proporcionando conexiones a Internet para mandar sus crónicas. Claro que cuando los rebeldes llegaron al poder empezaron los "tropezones": no se dejaba informar de algunas cosas, se cerraron puertas...

En lo que todos han coincidido es en que es difícil saber qué va a resultar de estas revoluciones. Lo que parece seguro es que los intentos de cambiar todo para no cambiar nada como los del ejército egipcio están abocados al fracaso. "Su tenacidad puede llevarles a conseguirlo" ha dicho Manu Brabo. Pero para Gervasio Sánchez hay otro factor a tener en cuenta: el comportamiento de las democracias occidentales. Las mismas que estuvieron haciendo negocios con los regímenes derribados hasta el último momento. 


sábado, 12 de noviembre de 2011

4F: el caso del que no se habla

Quizá hoy hayas entrado en Twitter y hayas visto que #mani4f es trending topic. Quizá hayas visto un cartel como el de la imagen. O quizá no hayas hecho nada de eso y te preguntes qué es eso del 4F.


Todo empezó el 4 de febrero de 2006 en la calle Sant Pere Més Baix de Barcelona. Allí se celebró una fiesta okupa, que terminó en una trifulca con la policía y un guardia urbano en coma. Al día siguiente, el entonces alcalde de la ciudad, Joan Clos, declaró que el hombre había sido golpeado con una maceta tirada desde el edificio donde se celebraba la fiesta.

Pero ese mismo día la policía cambió su versión de los hechos: el agente había sido herido por una pedrada lanzada desde la calle. Tras este cambio se detuvieron a varias personas y, con el testimonio de los guardias Víctor Bayona y Bakari Samyang, se condenó al chileno Rodrigo Lanza por la agresión y al resto por la pelea. Entre ellos estaba Patricia Heras, que se suicidó seis meses después de entrar en la cárcel, tras la ratificación de las penas por el Tribunal Supremo. Por cierto, el alcalde de Barcelona nunca llegó a declarar ni se ha sabido el porqué de las diferencias de testimonios del primer día.

La historia parece terminar aquí, con un caso poco claro de agresión, pero no es así.

El 6 de septiembre de 2006 Yuri Sarran, hijo de un diplomático de Trinidad y Tobago, acudió con sus amigos a la sala Bikini de Barcelona. Un hombre se acercó a una de sus amigas para ligársela, pero ella no quiso saber nada de él. Entonces, él le tocó el culo y la insultó y Saran fue a defenderla y golpeó al hombre con un vaso. Lo que Sarran no sabía es que ese hombre era el guardia Víctor Bayona, que estaba allí con sus amigos, también policías fuera de servicio. Entre todos detuvieron al chico y lo llevaron a comisaría.

Allí, Bayona le dio patadas y puñetazos y Bakari Samyang le golpeó en la cabeza, le apagó un cigarrillo en el hombro, le restregó una fregona por la cara y le amenazó con una pistola. Después de todo esto, lo acusaron de haber intentado venderles hachís en la discoteca y agredirles cuando intentaron detenerle.

Los hechos llegaron a los tribunales, donde se condenó a los guardias Víctor Bayona y Bakari Samyang a dos años y tres meses de cárcel y a ocho años de inhabilitación por las torturas y a Yuri Sarran a ocho meses por golpear a Bayona con el vaso y a pagar una indemnización de 2.400 euros a Bayona.

Tras esta sentencia, los condenados en el 4F intentan que su caso vuelva a abrirse, ya que ellos aseguran ser víctimas de un montaje policial por el que Rodrigo Lanza sigue en la cárcel. Y es por eso que esta tarde se han convocado manifestaciones en manifestación en Barcelona, Valencia, Santiago de Chile y Valparaíso. Porque unos policías corruptos y aficionados a la tortura quizá no sean los mejores testigos...

Toda esta historia ha tenido que dar para páginas y páginas en la prensa, ¿verdad? La verdad es que solo se encuentran referencias al caso de Yuri Sarran en El País y La Vanguardia y del caso de Rodrigo Lanza y las manifestaciones en ABC. Es cuanto menos curioso que un caso como este no llene las portadas de, al menos, los periódicos locales. ¿O no?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

A la hoguera por blasfemo

Un incendio destruyó ayer por la noche la sede de la revista satírica francesa Charlie Hebdo. La publicación ha publicado hoy un especial en el que se critica el ascenso al poder de partidos islamistas en Túnez y Libia, en cuya portada aparece una caricatura de Mahoma, como podéis ver aquí. La revista recibió varias amenazas y, tras el ataque, su página fue pirateada y redireccionada a una página con el encabezamiento "No hay otro dios que Alá" en inglés. Hoy su página no funciona.

Así han quedado las oficinas de Charlie Hebdo tras el ataque

Y la polémica ya está servida (otra vez): ¿publicar estas imágenes del profeta es parte de la libertad de expresión o es una blasfemia que debe ser castigada? Por ambas partes la respuesta está clara: para la Justicia francesa estas caricaturas no son delictivas, como ya dictó hace cuatro años, cuando la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia y la Gran Mezquita de París denunció a Charlie Hebdo por publicar un dibujo similar. Y para los musulmanes integristas (y subrayo lo de integristas), la respuesta ya se ha visto.

Que Charlie Hebdo buscaba provocar y que está en su derecho, está claro. Pero que no ha buscado la mejor manera, también: insultar a todos los musulmanes no es la mejor manera de criticar a los radicales. Pero claro, de ahí a atacar la redacción hay un trecho. Si uno se siente insultado, denuncia. Si se cree que la sentencia vulnera sus derechos, recurre. Pero no quema un medio de comunicación. Sobre todo cuando "lo peor es que esos tres gilipollas van a hacer pasar a todos los musulmanes por integristas", como ha dicho el propio Stéphane Charbonnier Charb, el director de la revista.

A todo esto, Charlie Hebdo tiene alojamiento de emergencia: la redacción de Libération. El número ya no está en los kioscos, pero porque ha sido tan vendido que no quedan existencias. Si querían hacerlos callar,  no han elegido el mejor camino...