Ya han pasado unos cuantos días, pero todavía colea. El miércoles Francisco Camps dimitió de su cargo como presidente de la Comunidad Valenciana. Era una dimisión anunciada, más aún después de ser imputado por un supuesto cohecho pasivo impropio. En castellano, por haber aceptado trajes por valor de 12.000€. Además, si resultase culpable, tendría antecedentes penales y eso no queda bonito en un presidente de comunidad autónoma.
También es curioso que su dimisión tuviera lugar sin llegar a los dos meses de su reelección. ¿No sabía que lo iban a imputar? Si es así, debía ser el único que todavía tenía esperanzas, porque la imputación (ojo, no la condena, que la causa está todavía en manos del juez y nunca se sabe) estaba bastante clara. Quizá fue una simple estrategia electoral: su sustituto, Alberto Fabra, no es tan conocido como él y su expediente no es que atraiga votantes. Fue apadrinado por Carlos Fabra para llegar a la alcaldía de Castellón (sí, el mismo que inaugura aeropuertos sin aviones, al que le tocó la lotería cuatro veces en cinco años y acusado de fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias). Sin embargo, no parece que su paso por la ciudad vaya a dejar huella. Como recoge El País, muchos de sus compromisos electorales duermen el sueño de los justos. Como en muchas ciudades, todo hay que decirlo. Pero no parece que sean las mejores credenciales para el que será, al menos, presidente valenciano durante cuatro años.
¿Y qué será de Camps? Por ahora, bastante tiene con demostrar su inocencia. No lo tendrá fácil después de que el director de la cadena en la que encargó los trajes, José Tomás, declarara que Álvaro Pérez "El bigotes" abrió una cuenta en su tienda para que no cobrase a quien fuera allí en su nombre. Uno de ellos, claro, fue Francisco Camps, aunque para eliminar las pruebas se obligó al informático Francisco Ferre a que borrara el nombre de Camps de la documentación de la tienda.
Francisco Camps saluda a su sustituto, Alberto Fabra |
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