martes, 1 de mayo de 2012

El lugar de los sueños

Si los sueños tienen un lugar, ese era. Ver Midnight in Paris o The Artist allí, por ejemplo, tenía un plus: el aire de los Renoir era diferente, quizá porque por él pasaban las partículas de luz de películas originales, mágicas, arriesgadas. 

Pero no era solo eso. Para ir allí había un ritual: luchar contra el cierzo, cruzar el Auditorio, comprar las entradas, coger la revista del cine, La gran ilusión, y hojearla mientras esperabas que comenzara la película comentando las próximas películas que querías ver y por fin... la película.


Este era el lugar de los sueños. Asier Alcorta/Heraldo

Supongo que la mayoría ya sabéis por qué esta entrada está escrita en pasado. Si los sueños tienen un lugar, este, aunque parezca imposible, puede cerrar. De hecho, lo hace: a partir del día 10 los cinéfilos aragoneses se quedan sin Renoir, igual que ya se quedaron sin Quijote, sin Coliseo... y, todavía más irónico, sin Goya ni Buñuel. Solo Eliseos y un Palafox del que poco queda del cine de mi infancia resisten, por ahora.

Por ahora. Porque no quiero olvidar aquí a la gente que hizo esto posible: al personal que trabajaba allí, amables y profesionales, que dentro de diez días engrosará las listas del paro. Ahora, no hace unos meses. Comme par hasard, que diría el propio Renoir.

En diez días los Renoir vacíos serán como un barco varado, un lugar triste que nos recordará los tiempos tristes en los que se acaban los sueños.

PD. Para saber más sobre el cierre de los Renoir, visitad el blog de Sergio Casado: http://www.historiasdelosrenoir.blogspot.com.es/

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