Érase una vez una ciudad situada junto al mar, al pie de un volcán. El cuadro parece idílico, ¿no? No lo es tanto si a eso añadimos que estaba cubierta de basura. Este año, si sus habitantes desean que termine el año no es por comer lentejas y irse de juerga toda la noche, sino porque el día 31 es el límite que se ha impuesto el gobierno para recoger toda la porquería que llena las calles. Y sí, el presidente de ese gobierno es
el que llena de basura la televisión, el mismo...
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Nápoles hoy (imagen de AFP publicada en El Mundo) |
La situación no es precisamente nueva. El sur de Italia carece de los suficientes vertederos para controlar la basura de la ciudad más importante de la región, Nápoles, con casi un millón de habitantes. Por una parte, los propios habitantes se niegan a tener al lado de su casa un basurero, en una región en la que el suelo no sobra precisamente. Por otro, algunos analistas indican que la Camorra (la mafia local) controla vertederos ilegales muy rentables. Los problemas comenzaron en 1994, cuando se empezó a enviar basura a Alemania para que fuera procesada. En el verano de 2008 la situación empeoró: la basura acumulada por las calles fue tal, que se produjeron varios incendios. Berlusconi envió entonces a voluntarios a recogerla y prometió la apertura de cinco vertederos en la zona.
Pasaron los meses, pero hubo pocos cambios y en septiembre de este año la ciudad volvía a estar llena de porquería. La Unión Europea amenazó en noviembre con multas a Italia por no controlar sus desperdicios (ya lo había hecho en 2008), pero no hubo resultado, excepto más promesas del gobierno: en 15 días se solucionaría el problema.
Ha pasado un mes, pero nada ha cambiado. La nueva promesa es que las calles se limpiarán antes de fin de año... porque es tradicional tirar petardos y habría un gran riesgo de incendio. ¿Y después? Quien sabe. Mientras, napolitanos y turistas (cada vez menos) sortean cada día montañas de basura junto al mar, al pie de un volcán...
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