martes, 11 de enero de 2011

A los dos lados de la frontera

Hoy viajamos a Estados Unidos y México. A sus dos lados de la frontera hemos encontrado dos historias de dos mujeres que, sin quererlo, se han convertido en ejemplo de valentía.

Gabrielle Giffords (El País)
Empezamos por la estadounidense, cuya historia es más reciente. Seguramente habréis escuchado su historia: es Gabrielle Giffords, la congresista demócrata que continúa en estado muy grave tras ser tiroteada el sábado. Tiroteo en el que murieron seis personas y por el que Jared Lee Loughner se enfrentará a la pena de muerte.

Giffords pertenece al ala moderada del Partido Demócrata y era una desconocida a este lado del Atlántico (y probablemente, también al otro lado de la frontera). Apoyó la reforma sanitaria y la reforma migratoria, lo que le puso en el punto de mira. Y no es una metáfora: el Comité de Apoyo a Sarah Palin (que fue candidata a la vicepresidencia de EEUU por los republicanos) publicó en su web un mapa donde señalaban con dianas a los políticos demócratas a los que querían vencer. No se puede dudar que su objetivo no era que Giffords terminara con un disparo en la cabeza, pero sí demuestra el grado de polarización al que está llegando la política estadounidense, en general menor de lo que estamos acostumbrados en Europa.

Cruzamos la frontera y retrocedemos unas semanas en el tiempo. 

Marisela Escobedo
Marisela Escobedo nunca pensó aparecer en los medios... hasta el 29 de agosto de 2008. Ese día, su hija de 16 años fue asesinada en Ciudad Juárez. El responsable fue el novio, que confesó. Pero el tribunal que lo juzgó decidió que confesar el crimen no probaba nada y el asesino quedó libre. Los asesinatos sin resolver o sin que el culpable acabe en la cárcel no son nada extraños en Ciudad Juárez. Escobedo, sin embargo, no quiso permitir que quedase así el asunto y apeló: por fin el asesino fue culpado, pero mientras la justicia se decidía, él ya había escapado.

Escobedo decidió no parar ahí: buscó al culpable y lo encontró. Pero las autoridades no estaban tan interesadas como ella en apresarlo y volvió a escapar. Después de todo aquello, siguió su lucha ante el Palacio del Gobierno de Chihuahua. Y desde allí dijo: "Si me va a venir este hombre a asesinar, que me venga a matar aquí enfrente para vergüenza del gobierno". Y lo hizo: el día 16 de diciembre alguien le disparó y le mató. El culpable, por supuesto, no ha sido encontrado.

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