Quién nos lo iba a decir hace a penas un par de semanas. Hoy estamos inmersos en una nueva guerra. El nuevo enemigo es Libia. Con lo amigos que parecían nuestro presidente y Gadafi hace menos de un año. También fue sonada la visita del ahora sangriento dictador a París en 2007. Y sin embargo, han sido precisamente ellos, junto a Reino Unido y Estados Unidos, los que han decidido que hay que acabar con él.
Es curioso el tiempo que se han tomado para decidirse. Mientras la falta de derechos humanos en Libia pasaba desapercibida, mientras no había cámaras que nos lo mostrasen, Gadafi era un amigo con el que se hacían buenos negocios. Pero hoy, tras las revueltas de Túnez y Egipto, el mundo tiene puestos los ojos en la zona y una guerra civil como la que lleva desarrollándose desde hace más de un mes en Libia no pasa desapercibida. Tampoco para los políticos, especialistas en sacar ganancia de ríos revueltos.
Clinton, Sarkozy y Cameron durante la cumbre de París. El País |
Los insurgentes han tenido relativamente suerte. Nadie ayudó a los revolucionarios tunecinos ni egipcios. Pero Sarkozy anda en horas bajas. Hoy mismo hay elecciones cantonales en Francia y las encuestas le dan como gran perdedor frente a una Marine Le Pen que le come votos por la derecha y un partido socialista que a pesar de sus luchas internas se refuerza cada día. Hay que demostrar que es un presidente fuerte, que pone al país en el mapa como líder europeo. Y qué mejor que liderar una guerra para traer recuerdos del pasado, cuando Francia era una potencia mundial. Los recuerdos venden. Pero Sarkozy no es el único que quiere mejorar su imagen. Es cuando menos curioso que Arabia Saudí y Bahrein (países democráticos donde los haya, y si no preguntad a la gente que estaba en la Plaza de la Perla) hayan apoyado la zona de exclusión aérea. Además, muerto el perro, se acabó la rabia. En este caso, la posibilidad de que se nacionalice el petróleo, como ya amenazó en 2009.
Mientras, en España nos metemos en una guerra sin la autorización del Parlamento (algo legal, según la Ley Orgánica de Defensa Nacional). Es cierto que la mayoría de los grupos parlamentarios apoyan la decisión del presidente, excepto Izquierda Unida. Cuatro F-18 ya están patrullando el espacio aéreo libio y los primeros bombardeos aliados ya han tenido lugar. Gadafi, por supuesto, no se ha quedado callado: "Vosotros vais a morir, nosotros permaneceremos".
Sacar del poder a Gadafi de Libia es una empresa loable. Siempre lo es eliminar a un dictador que está matando a su propio pueblo. Pero no nos engañemos, si no fuera porque les conviene a las potencias occidentales, no hubieran movido un dedo. Esperemos que Ahmadineyad no tuviera razón y Libia no se convierta en un segundo Irak.
Mientras, en España nos metemos en una guerra sin la autorización del Parlamento (algo legal, según la Ley Orgánica de Defensa Nacional). Es cierto que la mayoría de los grupos parlamentarios apoyan la decisión del presidente, excepto Izquierda Unida. Cuatro F-18 ya están patrullando el espacio aéreo libio y los primeros bombardeos aliados ya han tenido lugar. Gadafi, por supuesto, no se ha quedado callado: "Vosotros vais a morir, nosotros permaneceremos".
Tanque pro-Gadafi estallando. El País |
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