Esa es la palabra. Aquí estamos, esperando con nerviosismo y entusiasmo el comienz
o del congreso.
Ivo, Elena y Silvia delante, cuchicheando, haciendo fotos y esperando reconocer algún personaje de renombre. Gema en otro lado, intentando ofuscada conectarse a internet sin aparentes resultados. Marga comenzando a trabajar, ha tenido la gran idea de hacer una entrevista a un buen hombre, o al menos paciente, que por casualidad se ha sentado al lado y es director de un diario argentino. Y yo, Paula, describiendo.
De repente una proposición indecente: “vamos a ver una película de Disney”, supongo que es lo que hacen los nervios. Gema abandona la empresa de conectarse a internet desespera
da.
Nuestros compañeros se mezclan en la abultada masa de cámaras, un amasijo de personas, luces y flashes que se ha formado justo delante de los grandes, es decir, de esas personas que ocupan la primera fila reservada.
La gente empieza a sentarse.
“Y pensar que ahora estaríamos en géneros”, otra frase clave de Gema, no habrá más, la conferencia empieza:
“Señores y señoras bienvenidos todos…”
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