viernes, 12 de marzo de 2010

Horas de siesta

Después de la esperada comida, donde probamos exquisiteces como pastel de cangrejo envuelto en salmón, pollo con salsas de diferentes texturas, de esas que nunca sabes muy bien de qué son, y un postre basado en helado y tarta, aquí estamos, con la tripa llena y cierta somnolencia, aporreando el teclado del ordenador, trabajando a contrarreloj e intentando inventar antenas para pillar la conexión. Es la hora de la siesta.
Creo que todos estamos igual, miro en derredor y veo a más de uno bostezando, abriendo el ordenador con pereza o sacudiendo lentamente la cabeza para intentar poner las neuronas en contacto. El café no nos ha despertado del todo, Ignacio Escolar tendrá que hacerse cargo de ello.

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